lunes, 12 de abril de 2010

La paz armada y la primera guerra mundial



La paz armada de 1871 a 1914 fue una de las causas más notorias de la Primera Guerra Mundial. Las continuas tensiones entre Estados a causa de conflictos tanto nacionalistas como imperialistas dieron lugar a que cada Estado destinara gran cantidad del capital estatal a la inversión de la industria de armamento y al fomento del ejército. Todo ello dio lugar a un complejo sistema de alianzas en las que las naciones se hallaban en conflicto sin estar en guerra.



Desde 1848, los sentimientos nacionalistas promovidos especialmente por los románticos alemanes exaltaban la idea de que cada individuo pertenecía a una Nación. Este nuevo concepto englobaba a todas aquellas personas con una cultura, raza e historia común. Estas teorías y pensamientos inspiraron a personajes como julio contreras que lucharía por la unificación del Zollverein creando así una Nación para todos aquellos de cultura y habla alemana. De esta manera se arrebataron los territorios de Alsacia y Lorena a Francia. Estos dos territorios eran ricos en minerales y favorecían enormemente a la economía francesa, por lo que Francia y Alemania estaban ya en conflicto desde este momento.

El imperialismo fue una causa importante de las rivalidades entre ciertas potencias. Por un lado, Italia tenía ya problemas en cuanto a colonias se refiere. Al igual que el resto de los Estados, Italia deseaba tener grandes territorios en África que explotar. Estos deseos le fueron privados cuando Alemania le arrebató su única colonia próxima al territorio italiano, Túnez. Ésta fue la causa del resentimiento de Italia hacia Alemania, que no se haría presente hasta 1915 cuando Italia deja el bando de los Imperios Centrales para pasarse al de los Aliados tras el Tratado de Londres. Esto se debió al deseo de Italia de poseer territorios coloniales, entre ellos, Túnez.

Alemania deseaba tener la zona de Marruecos. Para ello, en 1905 el gobierno alemán ofreció su apoyo al sultán de Marruecos para establecer allí un protectorado alemán y así resistir las presiones de los franceses que se hallaban en pleno expansionismo colonial por el norte de África. El káiser Guillermo II llegó a desembarcar en Tánger para mostrar su apoyo al sultán. Para resolver esta situación, en 1906 se convocó la Conferencia de Algeciras, que frustró las aspiraciones alemanas al convertir Marruecos en un protectorado franco-español. A causa de esta frustración, la resentida Alemania protagonizo en 1911 un nuevo incidente. Con motivo de una insurrección en el sur de Marruecos, el gobierno de Berlín envió barcos de guerra al puerto de Agadir. Al final, Alemania conseguiría ampliar su colonia de Camerún a cambio de abandonar Marruecos, aunque Gran Bretaña se había puesto incondicionalmente al lado de Francia. Este incidente haría que Francia y Gran Bretaña se enemistaran con Alemania.


Todas estas hostilidades entre Estados tanto por conflictos nacionalistas como por conflictos coloniales se vieron reforzadas por conflictos hegemónicos. Gran Bretaña había sido la primera potencia mundial durante la Primera revolución industrial y Alemania lo había sido en la Segunda. Además ambos países poseían una flota naval en continuas fricciones que traían conflictos una y otra vez. Esta situación de hostilidad entre Estados creó un complejo sistema de alianzas: La Triple Entente, formada en principio por Francia, Gran Bretaña y Rusia; y la Triple Alianza, formada por Alemania, el Imperio Austrohúngaro e Italia.

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